Realiza un comentario de texto siguiedo el esquema que se dio en clase.
Tendréis que señalar si es un texto expositivo, argumentativo o en el que se combinana ambas modalidades, justificando por qué. Entontes, debeís indicar:
1. Tema.
2. Tesis.
3. Estructura.
4. Tipos de argumentos (en los argumentativos).
5. Funciones de la lengua (siempre justificadas).
TEXTO 1
Tendréis que señalar si es un texto expositivo, argumentativo o en el que se combinana ambas modalidades, justificando por qué. Entontes, debeís indicar:
1. Tema.
2. Tesis.
3. Estructura.
4. Tipos de argumentos (en los argumentativos).
5. Funciones de la lengua (siempre justificadas).
TEXTO 1
Las estrellas jóvenes consiguen su
energía de las reacciones termonucleares que convierten hidrógeno en helio, en
su interior más profundo. Cuando se ha consumido cierta fracción de hidrógeno,
el núcleo de helio resultante empieza a contraerse. La evolución subsiguiente
de la estrella depende de si su masa es menor o mayor que cierto valor crítico,
conocido como límite de Chandrasekhar. Si la masa está por debajo de este
valor, la “presión de degeneración” de los electrones detiene el colapso del
núcleo de helio antes de que su temperatura alcance un valor suficiente para
iniciar las reacciones termonucleares que convierten helio en carbono.
Mientras, las capas externas de la estrella que evoluciona se han expulsado con
mayor o menor violencia. (Se sospecha que las nebulosas planetarias se han
formado de esta manera.) El núcleo de helio, rodeado por una cubierta de
hidrógeno más o menos extensa, constituye una enana blanca.
Construcción del universo, David Layzer.
TEXTO
2
Impresionante polvareda la que ha levantado el informe de la Real Academia sobre el Sexismo Lingüístico,
como evidenciaba ayer el estupendo reportaje de Winston Manrique. El
texto de Ignacio Bosque que ha originado la zapatiesta es magnífico y no
tiene nada que ver con las rancias gracietas de esos articulistas que
se creen ocurrentísimos al escribir “miembros y miembras”. La lengua es
como la piel de la sociedad; se adapta a los repliegues del cuerpo
colectivo y sigue fielmente sus cambios. Es un tejido vivo que no puede
modificarse por decreto: los ortopédicos tropezones de los “compañeros y
compañeras” no son más que feísimas verrugas que, de seguir creciendo
desordenadamente, terminarán por convertir nuestro cuerpo social en un
deformado hombre (mujer) elefante. Es verdad que el lenguaje es sexista,
porque la sociedad también lo es. Cuentan las profesoras de párvulos
que a los muy pequeños hay que decirles “todos” y “todas”, porque, si
no, las niñas no se sienten aludidas. O sea: no es algo natural, sino un
orden impuesto y masculino. Pero eso no se arregla con voluntaristas
verrugas verbales, sino modificando la realidad. Porque el lenguaje se
va adaptando a esos cambios: hace seis años, al comienzo de las bodas
homosexuales, nos chocaba que un hombre llamara a otro “mi marido”, pero
hoy ya no. Porque refleja una realidad. Yo ya no uso “el hombre” como
genérico, porque me chirría. Utilizo “el ser humano” o “los humanos” y
las frases quedan, creo, más naturales, porque la sociedad ya ha dejado
eso atrás. A veces, estando muchas mujeres con un solo hombre, se nos ha
escapado sin querer un “todas” y nos hemos reído. Quién sabe, quizá en
el futuro la concordancia se hará con el género que más abunde en cada
momento. Pero, de ser así, saldrá naturalmente; y me temo que antes
tendríamos que haber cambiado mucho.
"Todas", 6-3-2012, El país, Rosa Montero.
TEXTO 3
Todas las lenguas tienen formas especiales para codificar
diferentes tipos de elementos de la situación: los deícticos. Entre ellos se
encuentran no solo los pronombres personales de primera y segunda personas en
todas sus formas, los demostrativos, los posesivos, y muchos adverbios de lugar
y de tiempo; debemos contar también los morfemas de tiempo de la flexión verbal
y las fórmulas de tratamiento. Además, habría que añadir todas las formas
anafóricas y catafóricas, es decir, aquellas que se usan en el discurso para
hacer referencia a algunas partes del propio discurso. Por todo ello no es de
extrañar que más del noventa por ciento de las oraciones de una lengua
contengan unidades de este tipo.
Una vez más, nos
encontramos con que una parte importante de la interpretación de un gran número
de enunciados depende decisivamente de los factores extralingüísticos que
configuran el acto comunicativo: conocer la identidad del emisor o destinatario
y conocer las circunstancias de lugar y tiempo de emisión se ha convertido en
un requisito imprescindible para conseguir una interpretación plena. Y una vez
más, también resulta evidente que solo desde una perspectiva pragmática se
podrá tener acceso al tipo de información necesaria para lograr este objetivo.
Mª Victoria Escandell: Introducción
a la pragmática.
TEXTO 4.
Los resultados de la prueba de
selectividad de este año revelan, al menos en Cataluña, que la media de alumnos
ha obtenido un suspenso en matemáticas aplicadas, en ciencias sociales, en lengua
y literatura, en física y química. La estadística de que dispongo no indica qué
asignatura es un coladero de tal calibre que ha permitido que el 87% de los
alumnos presentados haya aprobado con una nota media de 5,8.
El fenómeno no es nuevo ni nos pilla
desprevenidos y las voces que reiteran la gravedad de la situación lo hacen con
aire desesperanzado. El mundo es cada día más competitivo y nosotros más
incompetentes. Supongo que se refieren a nuestra incompetencia en el terreno de
la ciencia y la tecnología, cosa que a mí me preocupa poco. Que la mayoría no
pase el examen de química tiene una importancia relativa. Sólo se necesita un
número determinado de químicos para atender las necesidades de la comunidad. Al
resto nos basta con saber que el detergente de la lavadora no debe ingerirse.
Más preocupante es el pobre resultado
obtenido por los estudiantes en el apartado de lengua, porque considero
importantísimo que todo el mundo sea capaz de entender y expresar de palabra y
por escrito ideas que vayan más allá de lo visceral y lo estrictamente
deportivo, y esto, aunque nadie lo crea, sólo se aprende estudiando. Pensar que
una cosa es hablar y escribir y otra distinta la gramática es un error muy
extendido. Para comprobarlo sólo hay que acudir a los medios de difusión, donde
advertirá que, aparte de algunos profesionales, el ciudadano se expresa como un
protozoo. En el lenguaje oral, los gritos y los desplantes, algunos acentos
locales, la imitación de defectos físicos y un casticismo barato disimulan la magnitud
de la catástrofe. Por escrito, ni eso. Frente a esta situación, los políticos
encogen sus anchos hombros. La enseñanza es un problema insoluble: alumnos
reacios, profesores deprimidos, presupuesto insuficiente y un plan de estudios
enmarañado e ineficaz. Sí, el resultado es malo, pero otros años fue peor. El
mismo razonamiento que se aplica, por estas mismas fechas, a los incendios
forestales. Y expuesto con un rigor y una elocuencia que en la prueba de
selectividad sacaría, con suerte, un 3 pelado.
MENDOZA,
Eduardo: Selectividad. EL PAÍS, 12-VII-2004.
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